Quisiera hoy dedicarle esta entrada a mi poeta, ya os hablé de él hace un tiempo. Pero ahora quiero dedicarle un trocito de mi pasión en agradecimiento por sus desvelos y sobre todo por su cariño.
Llegué a la Isla de Pedro por casualidad, me pasé un rato leyendo sus poesías y me llegaron al corazón, recuerdo que en una de ellas hablaba de la musa del poeta. No me acuerdo del comentario pero sí que le firme: tu musa. Creo que a él le hizo gracia la firma y ahí comenzó nuestra amistad, una amistad que se ha ido fortaleciendo con el tiempo llegando a convertirse en un profundo cariño.
Pedro me ha dedicado varias poesías en este tiempo. A mí me gustaría saber escribir, expresar mis sentimientos tan bien como lo hace él, pero para eso es preciso tener un don, un don que yo no poseo. Sin embargo quiero agradecerle de alguna manera su cariño y he pensado que la mejor manera es publicando en mi blog uno de sus poemas. Un pequeño homenaje para un gran hombre.
He elegido una poesía que no sólo me pareció preciosa sino que me emocionó profundamente, esta dedicada a las mujeres maltratadas y en especial a una que para mí es la más importante, mi madre.
Gracias Pedro por ser como eres, por estar ahí siempre que te necesito y por esta hermosa poesía. Mil besos.
Mujer
que has sufridoinsolentes amagos
y púrpuras tatuados
sin pedirlo
en tu rostro.
Que has probado
el salitre
de tu propia
sangre
en el labio violado
por mísero puño.
Cuyo escudo
de entonces
fueron sólo las manos
—palomas voladas
en raudo aleteo—.
Mujer
que volaste
haciéndote
al aire
dejando
atrás
el espectro
de efímeras
promesas.
Mujer
enorme
y gloriosa
del tamaño
de un planeta.
Tus brazos
se hicieron recios
al bregar de la contienda
dando siempre
de tu centro
la energía y la nobleza
que fue infundiendo
en tus hijos
un sentido de grandeza
para la madre
que amante
y sin alarde o vergüenza
demuestra
que los ovarios
son cojones
de tigresa.