
Despuntaba el alba cuando atravesé el umbral del portón de entrada de la solitaria casa de Emaleth, esperaba que se hallara sumida en la oscuridad pero para mi sorpresa no fue así. La antesala estaba iluminada con candelabros de cuatro velas situados en puntos estratégicos que iluminaban la sala, el loro que en esta ocasión parecía que me hubiera reconocido me miró por un segundo y siguió comiendo sus pipas como si no me hubiera visto. La leña ardía en el hogar dibujado figuras extrañas, desprendiendo un calor que en aquella casa no sería reconfortante para nadie. Y la música de Emaleth, esa música de suaves acordes que inundaba todos los rincones de aquella mansión. No quise perturbar su aislamiento y me dirigí directamente a mi alcoba.
Había pasado los últimos días entre aquellas cuatro paredes perdido en mis recuerdos, hacía bastante tiempo no me había parado a pensar en los acontecimientos que habían tenido lugar desde que decidí abandonar Assen hacía ya demasiados años, uno a uno volvieron a mi memoria, algunos para atravesarme como dagas punzantes mi gélido corazón. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que la música había cesado, desde hacia un par de días la casa se mantenía en completo silencio. Había llegado la hora de enfrentar mi destino.
No recuerdo ni cómo ni en qué momento tomé mi levita y emprendí el camino hacia la casa de Drusila pero allí estaba, parado en el sendero que daba acceso a la mansión. Desde allí miré la casa que se alzaba majestuosa al final del camino. Por un segundo volvió a mi memoria aquél día de primavera en el que parado en el mismo sitio le mostré a Drusila la nueva casa, el camino ascendía hasta ella flanqueado por dos filas de naranjos en flor. El olor dulzón del azahar impregnaba cada rincón del jardín, la luna acariciaba con su luz mortecina las copas de los árboles, que se mecían levemente con la cálida brisa que corría aquella noche. Ante mí seguía la misma vereda, aunque en esta ocasión el jardín se había teñido de tonos que oscilaban entre el ocre y el dorado, las hojas habían abandonado las ramas de los árboles y se arremolinaban en algunos rincones empujadas por el viento.
La culminación es inminente, el camino se abre ante Marcus y, por fin, afrontará el destino que su corazón lleva anhelando desde hace mucho tiempo, quizá demasiado como para soportarlo.
ResponderEliminarMe ha parecido sublime la última parte del relato, cómo esa melancolía se plasma en cada palabra, al evocar el recuerdo de cuando juntos vieron por primera vez su propia casa. Ni que decir que la primera parte, cuando se deshace del cuerpo, ha sido tan cruenta y desgarradora que hasta me ha parecido atractiva. La mansión de Emaleth, como siempre, tan engimáticamente acogedora. Yo no sabría si querría habitar en ella o rechazarla aterrorizado. Probablemente optaría por la primera opción, no tengo miedo a nada y menos a una siniestra seducción.
En definitiva, un nuevo alarde de magnífica capacidad descriptiva y narrativa, que ha hecho que vuelva a visualizar con diáfana nitidez todo cuanto escribes y que nos hace ser partícipes, incluso como los propios protagonistas, a todos cuantos leemos tu deliciosa novela.
Ahora sólo queda aguardar para el ansiado final... pero lamentaré mucho que termine este Libro de Marcus, a no ser que, vayas a prolongarlo de alguna manera... ;)
Besos simples sin descripción, que pronto encontrarán su definición, pero más allá de las palabras, aunque éstas estén tan bien empleadas ;)
Y enhorabuena por habernos maravillado con 100 entradas de tu blog... las cuales he leído con absoluto placer (y querré seguir leyendo, no tengo hartura ni saciedad cuando se trata de ti jajaja).
(Algún día llegaré a escribirte un comentario más extenso que la propia entrada... y me moriré de vergüenza jajaja)
ResponderEliminarMe encantan tus comentarios, no me importaría que fueran más extensos que la entrada, me gusta saber lo que piensas y lo que te hace sentir.
ResponderEliminarBesitos también para ti.
Me has dejado sin palabras, niña. Además de recordarme una escena de una película de los años cuarenta, soy fatal para los títulos pero en cuanto la recuerde vuelvo
ResponderEliminarMil besitos de Blanca Navidad
Una gran entrada que prepara grandes cosas.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte y visitarte.
Un cálido susurro.
John W.
Si lo sé no vengo....quería desearte que estos días sean muy especiales para tí y que todos tus deseos se cumplan.MJ
ResponderEliminarseguiré tu escrito, pues no tengo libros.
ResponderEliminarbesos
Muy buen escrito!!!
ResponderEliminarSeguire leyendote.
Saludos
Precioso el recuerdo... así que es inevitable que por él siga el camino...
ResponderEliminarBesos navideños desde el abismo
Fantástico! pasa muy veloz todo aquí...
ResponderEliminarSaludos
oh!!! me haz encantado chica tu libro me encanta!!!
ResponderEliminarbn me voy besos y felicitaciones desd mi claro d luna..
Feliz navidad
Beijos gostei do que li gosto sempre.
ResponderEliminarInteresante texto, pasar por tu casa es un placer.
ResponderEliminarQue tengas una feliz semana
un beso
RMC
Fantastico relato vampiresa.
ResponderEliminarTe deseo 12 meses felices,52 semanas de coña,365 dias de exito,8760 horas de salud,525600 minutos de suerte y 3153600 segundos de sexo.feliz 2010!!
Besazos
.Paso a por mi trocíto de historia vampirica...pero como siempre me voy peor que vengo...como te gusta dejarnos con la miel en la boca...jajaja
ResponderEliminarBesazos preciosa
OOOOOOOOO quiero el descenlace yaaa jajajaj muy bueno este capi pero corto y dejando ganas de saber!!
ResponderEliminarBesos
Noe